Una noche de cine, conservación y conexiones

El pasado miércoles, 17 de abril, la Casa Ramón Power y Giralt (CRPG), en el Viejo San Juan, se convirtió en el escenario de profundas reflexiones guiadas por la documentalista y videoartista, Llaima Sanfiorenzo, sobre la intersección entre el cine y la conservación en las esferas ambientales y humanas.

Es que, durante la charla «El cine como herramienta de conservación» –primera de la serie de la CRPG-, la también artista residente de Para la Naturaleza compartió con el público su visión del cine como una poderosa herramienta para contar historias, promover la conciencia ambiental y fomentar acciones en esa dirección. Desde su experiencia como profesora en la Escuela de Formación Audiovisual Abidin Kaid Saleh en los campamentos saharauis, hasta el cortometraje documental que escribió y dirigió, «Todavía la semilla» -producido por Para la Naturaleza-, Sanfiorenzo demostró, además, cómo el cine trasciende barreras temporales, culturales y lingüísticas.

Cuando la ciencia y el arte se unen 

Tras ser presentada a la audiencia por Elizabeth Padilla, gerente de Ciencias, Educación y Voluntarios de la organización, Sanfiorenzo abordó su nuevo rol como artista residente, en el que suma sus experiencias en el campo del cine para desarrollar proyectos afines con la investigación, la ciencia y el arte. 

“Para mí es un honor que esos tres aspectos finalmente se están unificando. Siempre los hemos visto separados y yo creo que, por ahí, comienza esta charla. ¿Cómo vamos a unificar a los artistas y a los científicos?  ¿Qué tan difícil puede ser? No es que sea difícil… los científicos disfrutan muchísimo del arte, pero de una manera muy específica. A diferencia de cómo los artistas utilizan la ciencia. Son dos caminos diferentes para llegar idealmente al mismo punto”, expuso a los presentes la documentalista.

Sanfiorenzo describió al cine y los métodos audiovisuales como herramientas democráticas que unifican las artes y que le permiten en su carácter profesional, la visibilización de historias y su eventual conservación. Siguiendo esa línea, procedió a deconstruir la etimología de la palabra “conservar” en un ejercicio participativo junto con la audiencia. La palabra «conservación», explicó, proviene del latín conservatio y significa «acción y efecto de guardar todo». Sus componentes léxicos son: el prefijo “con” (todo, junto), “servare” (tener, guardar, conservar, salvar), más el sufijo “ción” (acción y efecto).

“Conservar significa salvar juntos. Eso nos va a permitir empezar a comprender muchísimas formas de cómo la palabra conservar es parte de nuestra sociedad. ¿Cuántos han conservado algo en un pote (frasco)? Todos los métodos de conservación tienen que ver con guardar algo en algún lugar, por ejemplo, la sal. El modo de conservación más efectivo es una piedra tallada, por ejemplo, los petroglifos de los taínos”, reflexionó ante una audiencia cautiva.

La artista aseveró que el cine tiene el poder de “congelar” y puede ser parte fundamental de una decisión de conservación. A través del cine, explicó, se puede dirigir efectivamente el foco de las audiencias a la conservación; no obstante, reconoció, hay un largo tramo que recorrer para lograrlo.  

La cineasta Llaima Suwani Sanfiorenzo comparte con los asistente de la charla Cine como herramienta de conservación, en la Casa Ramón Power y Giralt, en el Viejo San Juan. 

“Nunca dejaremos de existir”

Sanfiorenzo cuestionó cuánto poder tiene un tratado internacional versus una película. Partiendo de esa premisa, abordó la experiencia que tuvo por espacio de 40 días como profesora en la primera Escuela de Formación Audiovisual Abidin Kaid Saleh, cuyos estudiantes son refugiados en campamentos saharauis, ubicados en el desierto del Sahara, en África.

“Es un espacio donde los refugiados pueden compartir sus historias. No se trata de un tratado, más bien, es vivir más allá de donde han vivido (campamentos de tela en el medio del desierto)”, acotó sobre la escuela, que inauguró en 2011.

En la segunda mitad del siglo XX, el Sáhara Occidental, bajo administración española, se convirtió en objeto de disputa entre Marruecos y el Frente Polisario, representante de los saharauis. Tras la firma de los Acuerdos de Madrid en 1975, España transfirió la administración del territorio a Marruecos y Mauritania, desencadenando enfrentamientos. Mauritania se retiró en 1979, dejando a Marruecos en conflicto con el Frente Polisario hasta el alto al fuego de 1991. Actualmente, el Sáhara Occidental es considerado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un territorio pendiente de descolonización. La población saharaui se divide entre los que permanecen en el territorio bajo control de Marruecos y los refugiados en Argelia. La diversidad de posiciones políticas complica la búsqueda de una solución al conflicto.

Sanfiorenzo afirmó que, para las personas refugiadas en los campamentos saharauis, hacer películas es una experiencia que les brinda la oportunidad de expresar los desafíos a los que se enfrentan, contar sus historias en sus propias palabras y auto representarse. Siguiendo ese principio, la cineasta puertorriqueña produjo en el lugar, cortometrajes basados en una metodología de su autoría, llamada Autorretrato.

El cine, para los saharauis, también tiene que ver mucho con la conservación y preservación cultural. “Su única forma de existir es a través del cine y la única oportunidad de viajar para sus mujeres, es a través del cine”, afirmó la creadora del proyecto ‘La Fábrica de Autorretratos’.

La también egresada de la Escuela Internacional de Cine y Televisión en San Antonio de los Baños, en Cuba, con emoción, compartió con la audiencia la petición que le hiciera una de las estudiantes del campamento: “siempre que tengas la oportunidad, habla de nosotros, porque así, no dejaremos de existir”.

La charla se realizó en dos modalidades, presencial y virtual a través de la plataforma Zoom. Luego de su exposición, la cineasta contestó preguntas de las audiencias. 

Herramienta para el cambio social

La artista interdisciplinaria mencionó ejemplos de producciones cinematográficas que promueven la conservación ambiental y logran cambios en políticas públicas y perspectivas generales, siendo una de ellas “Before the Flood”, documental protagonizado por Leonardo DiCaprio, dirigido por Fisher Stevens, escrito por Mark Monroe y estrenado en 2016 en el National Geographic Channel.

Como mensajero de la paz de la ONU para el cambio climático, DiCaprio visitó distintos lugares del mundo y entrevistó a múltiples expertos y líderes mundiales para mostrar la magnitud de los estragos provocados por el calentamiento del planeta. La pieza documental también invita a preguntarse si aún es posible tomar medidas que mitiguen la situación y cuáles serían.

Otro tópico que fue materia de reflexión durante su alocución, fue el proceso de democratización del cine gracias a los avances de los equipos tecnológicos relacionados con la industria y como, a su juicio, anterior a la década del 1970, “había que tener mucha preparación para llegar a la cámara” y por ende, a la posibilidad de contar historias.

También analizó cómo el cine se convierte, en ocasiones, en un espacio de calmar ansias ante la ausencia de respuestas y la desesperación relacionada con la carencia de acciones en pro del ambiente y en otras, uno de contemplación.

Uno de los momentos más impactantes de la noche fue cuando Sanfiorenzo invitó a la audiencia a participar en la creación de una «película colectiva» de conservación, mostrando de esta manera, cómo el arte fílmico puede ser una herramienta inclusiva y poderosa para generar un impacto positivo.

Para ello, hizo alusión a los tipos de narrativas en el cine y la literatura, siendo predominante el del “viaje del héroe”, influenciado por el fenecido escritor Joseph Campbell. Este patrón común de narrativa, sigue el viaje de un héroe desde su mundo cotidiano hacia una aventura extraordinaria, enfrentando desafíos, obteniendo conocimientos y poderes, y finalmente, regresando transformado. Las etapas incluyen el llamado a la aventura, el encuentro con mentores, pruebas y aliados, confrontaciones con enemigos, superación de crisis y resolución del conflicto principal. Este viaje representa un proceso de crecimiento personal y espiritual para el héroe, y su regreso al mundo ordinario conlleva reconciliación, aprendizaje y transformación tanto para él, como para su entorno.

Siguiendo esta narrativa, Sanfiorenzo y su audiencia desarrollaron una historia colectiva inspirada en la conservación sobre una niña que se embarca en la gesta de salvar los manglares del archipiélago borincano. La pequeña, apoyada por un batallón de cangrejos, pasó por un proceso de empoderamiento y de recorrido mental interior que provocó el despertar de su conciencia, dirigiéndose hacia una valiente toma de decisiones. Las risas y la emoción no faltaron en el mencionado ejercicio grupal, que fue el pie forzado de la cineasta para reafirmar la efectividad de la narrativa en el cine, que tiene el potencial “de llegar a los corazones de las personas”. 

Finalmente, otra gran promesa de la noche fue cumplida: la proyección del cortometraje documental «Todavía la semilla», en el que se hace un recuento de los 600 años de deforestación en las islas de Puerto Rico, al tiempo que se resalta el compromiso de la organización con una cultura ecológica. La pieza de 15 minutos ofrece una perspectiva única sobre la importancia de preservar nuestro entorno natural para las generaciones presentes y futuras. Recientemente, fue seleccionado con el Premio del Jurado en la 4ta edición del Festival Internacional de Cine y Derechos Humanos de Vieques y fue galardonado como Mejor Cortometraje en el Festival Isla Verde, en la Isla de la Juventud, Cuba. Actualmente, sigue su recorrido anual en el circuito de festivales internacionales, con presentaciones ya transcurridas en el Rome Film Fest, en Italia, y en el Atlanta Film Fest, en Estados Unidos. 

Contáctanos